¿Las personas de tu "bubuja social" son felices? Las investigaciones en psicología positiva sugieren que tener contacto social frecuente y directo con una persona feliz aumenta en un 15% las probabilidades de serlo también. Rodearte de personas positivas puede ser fundamental para sentirte bien mental y físicamente.
En la actualidad, sabemos que las relaciones interpersonales desempeñan un papel fundamental en el bienestar de las personas. Elegir bien quién forma parte de tu red de personas, o lo que ahora llamamos "burbuja social", puede ser trascendental para nuestra felicidad.
¿Y qué decir del impacto que tiene mantener buenas relaciones sobre nuestro bienestar emocional? Aquí encontramos una correlación muy clara entre la calidad de nuestros vínculos y el nivel de felicidad o satisfacción que disfrutamos.
Se ha observado que un elemento común a las personas que se declaran más felices es, precisamente, que tienen buenas relaciones interpersonales. Decir que “el ser humano es un ser social” es casi un tópico, pero es tan tópico como cierto. Nuestro sistema nervioso está “cableado” para que nos conectemos y establezcamos relaciones con los demás.
QUÉDATE CON QUIEN TE QUIERA
Cuando esta tendencia natural se desarrolla adecuadamente y somos capaces de establecer relaciones de apego seguras, es más probable que nos sintamos satisfechos y contentos con nuestra vida, será menor el riesgo de desarrollar una depresión, tendremos mejores habilidades sociales, ayudaremos más a los demás e, incluso, tendremos más probabilidades de obtener un buen empleo.
El investigador Tom Rath, experto en prácticas de desarrollo basadas en las fortalezas personales, sintetiza los resultados de muchos estudios sobre el bienestar a nivel mundial y señala que el bienestar general es una combinación de cinco elementos, entre ellos, el bienestar interpersonal o social: tener amor y relaciones fuertes en la vida.
Además de la cantidad y de la calidad de nuestras relaciones, el tiempo que pasamos conviviendo con otras personas es también importante. Hay datos que sugieren que, para estar bien, necesitamos aproximadamente seis horas diarias de contacto social –esto incluye el contacto con los compañeros en el trabajo, en la escuela, en casa...–.
EL EFECTO CONTAGIO: BUENAS Y MALAS INFLUENCIAS
Además de ser reconfortante, los sentimientos de los demás se contagian e inciden directamente en nuestro estado de ánimo. Hay evidencias de que las emociones “se contagian”: las personas sincronizamos nuestro estado de ánimo con el de quienes nos rodean, y nuestras emociones se influyen mutuamente.
Es decir, tener contacto social frecuente y directo con una persona feliz aumenta en un 15% las probabilidades de serlo también. Y no solo eso, un hallazgo inesperado fue descubrir que las relaciones “de segunda mano” también nos afectan: si nuestro amigo tiene un amigo que es feliz, las probabilidades de que nuestro amigo lo sea aumentan en un 15%, pero lo increíble es que las nuestras también se incrementan en un 10%, aunque no conozcamos a esa persona.
Nuestro bienestar y el de los demás están profundamente entretejidos, así es que, para estar bien, debemos cuidarnos y también a los demás.
Aquí tres consejos con el fin de conseguirlo:
- Pasar seis horas cada día en contacto con otras personas. No hace falta que la interacción sea siempre cara a cara; también son válidas las conversaciones telefónicas, los correos electrónicos u otras formas de comunicación a través de las nuevas tecnologías.
- Fortalecer nuestra red social: cultivar nuestras relaciones con la familia, los amigos, los vecinos y nuestros compañeros de trabajo, de modo que, poco a poco, vayamos creando lazos más estrechos.
- Mezclar la vida social con la actividad física: por ejemplo, caminar con un amigo mientras charlamos, en lugar de hablar sentados. De esta manera, nos “contagiamos” también de una conducta sana.
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