Comunicación, generosidad, equilibrio y distancia, cuando sea necesario, son tres de las actitudes necesarias para llevarnos bien con nuestros amigos... y nuestra pareja.
Lo primero que vale la pena que tengas en cuenta es que somos animales sociales, necesitamos el contacto con otras personas. Estar solos y aislados no nos sienta bien.
Para tener una buena vida, y en parte una buena salud, es necesario tener buenas relaciones con los demás, no estar todo el tiempo en lucha y en tensión. Los humanos estamos preparados para vincularnos con los demás, el amor nos ayuda, nos llena de sensaciones agradables.
En cambio, cuando perdemos a un ser querido, sea por separación o muerte, entramos en un proceso de dolor y tristeza, que son emociones duras y difíciles de atravesar.
2. COMPENSA LOS DESEQUILIBRIOS
Para que una relación sea fluida y funcione es importante tener la percepción de qué aporta cada persona: lo que dan ambas partes tendría que estar equilibrado. El dar y el tomar tienen que ser equitativos en las relaciones entre iguales porque, tanto si uno da demasiado como si el otro no da nada, pueden romperse.
Como es muy difícil tener este equilibrio de entrada, habrá que buscar maneras de compensarlo. El primer mecanismo de compensación es el agradecimiento. Después se pueden buscar otras maneras de conseguirlo.
3. EXPRÉSATE, PERO ESCUCHA AL OTRO
Una de las claves en las que se apoyan las buenas relaciones es poder explicar al otro lo que deseas y cómo te gustaría que fuera nuestra vida juntos (o nuestra amistad). No des por supuesto que él o ella ya lo sabe o que lo tendría que saber; es importante que expreses tus emociones y compartas también tus pensamientos y anhelos.
Y todavía es más importante que escuches lo que el otro tiene que decir sobre cómo le gustaría que fueran las cosas. Desde ahí se puede construir una relación basada en el respeto mutuo y que responda a las necesidades de cada uno.
4. NO SUFRAS, NO ES NADA PERSONAL
Todos tenemos heridas de la infancia y mecanismos neuróticos para no sentirlas, todos aprendimos a reaccionar según el ambiente en el que crecimos. Por tanto, nos comportamos como sabemos y no como queremos, y normalmente de una manera bastante estereotipada.
Nada de lo que hacen los demás es personal, por eso es importante que no te lo tomes como una afrenta hacia ti. Es solo una manera de estar en el mundo y de relacionarse con él.
5. ELIGE CON QUIÉN QUIERES ESTAR
En la base de toda relación está el amor, aunque algunas veces parece que está disfrazado o, incluso, ausente. En los casos en los que puedas escoger, como las parejas y los amigos, busca las relaciones que te hacen feliz, no te quedes pegado a aquellas que te dañan o te cuestan mucho esfuerzo.
Para ello es necesario poder dejar las relaciones cuando no te interesan y sostener la soledad en algunos momentos. En el mundo hay mucha gente y seguro que puedes encontrar a personas con las que compartir buenos momentos y ser feliz a su lado.
6. QUIEN NO TE GUSTA... TE AYUDA
Cuando no soportes a alguien o sientas mucho enfado con él o ella, pregúntate qué parte de esa persona en concreto es la que no te gusta. Cuando lo hayas averiguado, mira cómo está dentro de ti este aspecto que tanto te molesta.
Mira si una parte de ti querría permitirse lo que esta persona se permite. Por ejemplo, a mí me causan mucho enfado las personas que se visten de forma llamativa y exuberante, por lo que me tendría que preguntar: “¿Cómo están mis ganas de que la gente me mire, de ser vista? ¿Por qué yo no me lo permito?”. Seguramente tengo una creencia al respecto: no hay que llamar la atención y hay que pasar desapercibido.

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