Para dejar de sentir que nuestras existencias tienen más relevancia que la de los demás hay que leer, hay que viajar y hay que escuchar. Pero hay que leer con los ojos vacíos de uno mismo. Hay que viajar dejando el cuerpo en casa. Y hay que escuchar sin querer tener la razón.
Si estamos compuestas de la misma materia que una flor o una estrella.
¿Por qué creemos que importamos más que otras?
Para dejar de mirarse el ombligo.
Para dejar de hablar y conquistar
Para dejar de sentir que nuestras existencias tienen más relevancia que la de los demás.
Para eso hay que leer, hay que viajar y hay que escuchar.
Pero no basta con leer, viajar y escuchar sin más.
Hay que leer con los ojos vacíos de uno mismo.
Hay que viajar dejando el cuerpo en casa.
Y hay que escuchar sin querer tener la razón.
Solo de esta manera se puede ejercer la empatía que no es sino la capacidad que tenemos todas las personas de estar en un lugar distinto al que nos corresponde.
Un lugar que nos hace crecer como humanidad.
Porque uno puede pasar por la vida sin enterarse de nada.
Como un bólido sin mirar a nada ni nadie.
O uno puede detenerse.
Pararse a comprender.
Y dejar la Tierra un poco mejor a como la encontró.

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