¿Cómo conquistar la auténtica libertad?
Puede ser una meta a la que lleguemos con pequeños pasos como despreocuparnos de las opiniones; pero también requiere un descubrimiento espiritual.
La auténtica libertad –contrariamente a lo que parece en nuestra sociedad– no es hacer lo que a uno le dé la gana.
Tampoco consiste en tener mucho dinero para comprarse el último modelo de coche o los aparatos tecnológicos que se reinventan constantemente, ni en lucir el cuerpo que nos dictan las modas. Al contrario, estos arquetipos femeninos y masculinos nos restan libertad, pues crean expectativas que difícilmente logramos, con lo cual conllevan frustración.
EL SER HUMANO se siente mucho menos libre porque cada vez presta más atención al qué dirán (los otros), porque cada vez la sociedad les
obliga a más, porque el miedo a no encontrar trabajo no para de
crecer...
Lo que se sugiere es que te propongamos pequeñas conquistas cotidianas. Preguntarnos qué podemos hacer esta semana, o este mes, para ser un poco más libres.
Por ejemplo, no dar tanta importancia a la opinión de los demás. Muchas
personas mayores lo logran con el paso de los años, y eso ya es una
conquista. No se trata de no tener en cuenta a los otros –somos seres
sociales, necesitamos reconocimiento–, sino de poner la crítica ajena en su justo lugar.
Se trata de ir decidiendo cuál queremos que sea el rumbo y la orientación de nuestra vida. De autodeterminarnos, como dicen los filósofos. Y eso quiere decir pagar peajes.
Un momento de paz se paga con un esfuerzo previo. Un buen rato con la pareja se paga con un trabajo personal previo. Por lo tanto, la auténtica libertad requiere de una autoconciencia y de un trabajo que no tiene nada que ver con hacer lo que a uno le venga en gana.
Conquistar nuestra libertad implica por tanto un arduo trabajo; pero también nos propone una poderosa recompensa.
Un momento de paz se paga con un esfuerzo previo. Un buen rato con la pareja se paga con un trabajo personal previo. Por lo tanto, la auténtica libertad requiere de una autoconciencia y de un trabajo que no tiene nada que ver con hacer lo que a uno le venga en gana.
Conquistar nuestra libertad implica por tanto un arduo trabajo; pero también nos propone una poderosa recompensa.

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