Saborear la Vida vale la pena.
Nuestro día a día está lleno de muchos placeres; pero a veces nos pasan inadvertidos.
Seguramente has escuchado la frase: "A Gozar que el Mundo se va a Acabar" pues a veces es conveniente recordarlo con un gran eco, pues de estos pequeños goces esta llena la VIDA y es conveniente para la psicología tratarlos en terapia.
Los psicólogos hasta hace no mucho han estudiado el dolor del paciente, pero muy poco el gozo. ¿Por qué no cambiar a lo que hace que la vida valga la pena?
La capacidad de gozo es uno de los componentes más importantes de la felicidad.
Si te pidieramos que hicieras un álbum con fotografías de algunos de los momentos más gozosos de tu vida, ¿cuáles elegirías?
Tal vez cuando nació tu hijo, tu enlace matrimonial o cuando te graduaste, quiza aquella fiesta sorpresa que te organizaron tus amigos, cuando cumpliste 18 años, cuando obtuviste tu primer trabajo, probablemente cuando conociste el mar, tu primer amor. En fin; muchos momentos gozosos existen en tu vida y es parte de tu felicidad, para cuando logres recordar todos estamos seguros que tendrás una gran sonrisa en el rostro.
Los pequeños placeres cotidianos tambien cuentan,
como el café por la mañana, el paseo
con los niños hasta la escuela o las reuniones para charlar con los
amigos.
Cada uno de nosotros tiene sus propios gozos, pero, al mismo tiempo, estos tienen elementos comunes.
Las experiencias placenteras
Las personas sentimos placer cuando nos encontramos en un ambiente conocido y seguro, cuando las cosas van bien y cuando la situación requiere poco esfuerzo de nuestra parte en ese preciso momento.
“El gozo se siente brillante y ligero. Los colores parecen más
vivos. Das un salto con cada paso. Tu cara se ilumina con una sonrisa y
un brillo interno. Te dan ganas de absorberlo todo, de jugar, de tirarte de cabeza y de involucrarte con el mundo”. Barbara Fredrickson
Aprender a disfrutar de la vida
Un aspecto
importante del gozo tiene que ver con la autoestima, con creer que nos merecemos disfrutar de las cosas buenas.
Otra faceta importante del placer y una manera de gozar más es aprender a sa-bo-re-ar, a poner atención y tomarnos tiempo para apreciar cada aspecto placentero de las cosas:
el olor, la textura y el sabor de un guiso; el aroma y el color de una
flor; la melodía y la armonía de una canción, el timbre de voz del
cantante…
El saborear nos permite disfrutar nuestras experiencias más intensamente y durante más tiempo.
Hay que “parar para oler las rosas”. Justamente, no dejarnos dominar por la prisa y detenernos para percibir de manera más consciente lo que tenemos a nuestro alrededor es el camino para saborear más.

Comentarios
Publicar un comentario